Manuel Campo Tolosana 1925 - 2010
La familia Campo agradece la asistencia al acto de despedida a Manuel Campo el pasado sábado y las numerorosas muestras de afecto y cariño recibidas durante estos días.
MANUEL
CAMPO
TOLOSANA
Manuel se ha ido como vivió: con gran generosidad Nos inculcó el sentido de familia y de honradez por encima de todo. Nos enseñó a ser demócratas en plena dictadura. Nos recordó siempre que debamos mirar por los nuestros pero también por los demás.
Trabajó en la fábrica de harinas con su padre desde los 14 años. En los años 50, como alcalde del Ayuntamiento de Camporrells, sin recursos, trabajó para acoger la oleada inmigratoria que llegaba desde Andalucía a trabajar en la construcción de las presas hidroeléctricas. Después le tocó emigrar a él para sacar adelante a toda la familia.
Se implicó en la lucha por unas mejores condiciones de vida en el Barrio Almeda de Cornellà. Y más tarde en el barrio de Hostafrancs y Sants. En su recuerdo, y en el nuestro, quedó aquel homenaje que le tributaron de este barrio al que asistieron casi mil personas por su contribución en las batallas por la recuperación de la España Industrial, les Cocheres de Sants o el Parç de L'Escorxador. Y la ceremonia en el Saló de Cent cuando recibió la Medalla de Honor del Ayuntamiento de Barcelona por su contribución ciudadana.
Nunca se rindió ante las dificultades y superó todas las pruebas que la vida le planteó. La más difícil, sin duda, la pérdida de su hija María Teresa hace 14 años.
El pasado 19 de marzo se cumplieron 50 años de aquella emigración familiar desde Camporrells a Cornellà Ese día fuimos todos al barrio de Almeda. Manuel y María Teresa fueron muy felices rodeados de sus hijos y nietos y de tantos vecinos que participaron en aquella sorpresa tan entrañable.
Después, todo ha sido muy rápido. En agosto empezó el declive. El 18 de septiembre lo hospitalizamos. Ha sido consciente hasta el último momento, con la cabeza muy clara, preocupándose por las pastillas de su esposa o por los cromos de la Liga de sus nietos. No se le ha oído una queja, ni un lamento. Aceptó con resignación el final de su vida.
Se ha ido con generosidad, como vivió. Dispuso en vida que, a su muerte, su cuerpo se entregara a la ciencia.
Aprenderemos con su ejemplo, su honestidad y su sentido del humor.
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